Como seres humanos siempre estamos en la búsqueda de «algo más»: queremos tener más de lo que ya tenemos, hacer más cosas de las que ya hemos hecho, ser más de lo que somos actualmente y así sucesivamente. Muchas veces las personas pasan la vida sintiendo que algo les falta y en cuanto a la idea de superación y evolución, eso está bien, es psicológicamente sano (siempre y cuando no se lleve al extremo); sin embargo, por estar inmersos en esa «búsqueda», muchas veces se deja de disfrutar y apreciar lo que se tiene, hasta el momento en que ya no está o ya no hay tiempo para hacerlo.
Desde pequeños nos hablan de la felicidad, nos invitan a buscarla y muchas veces la relacionan con lo material, o tener una profesión, una familia, una posición social, etc; pero cuando estás frente a las personas que aparentemente tienen todo eso y les preguntas si son felices, no siempre la respuesta es afirmativa. Por otro lado, puedes conseguir a otras personas que impresionan con «no tener mucho» y destellan felicidad en su día a día.
¿Por qué ocurre esto?, ¿Cómo es que el que «lo tiene todo» no es feliz y el que «tiene poco» o «nada» es feliz?, ¿Cómo es posible que alguien ante un ambiente aparentemente «insoportable», «decadente», «frustrante», «difícil», «con pocos recursos» pueda sentir felicidad, seguridad, tranquilidad y motivación, entre otras emociones positivas?
Pues la respuesta a estas preguntas depende de varios factores. Este post se dedica a dos de ellos: la ACEPTACIÓN y el AGRADECIMIENTO…
Aceptación y Gratitud
La Aceptación se relaciona con el valorarse a si mismo, a quienes te rodean y lo que tienes a tu disposición en tu entorno, para a partir de ello intentar ser cada día mejor persona y aprovechar mejor los recursos que tienes a tu disposición. Aceptar no significa conformarse, adaptarse o auto engañarse. La aceptación es comprender, asimilar e internalizar que todo pasa por una razón, que siempre estás en el momento y lugar adecuado, con las personas adecuadas y en la situación adecuada que en un corto, mediano o largo plazo te permitirá crecer y evolucionar. Desarrollar la aceptación requiere al inicio de un esfuerzo consciente, de preguntarse «¿qué estoy aprendiendo de esto?», de darle la vuelta a la percepción que se tiene de lo que se está viviendo, tratando de ver lo «bueno» dentro de lo «malo». Te aseguro que siempre habrá algo positivo!
Por ejemplo, una enfermedad (como el cáncer) siempre trae caos, molestia, dolor, angustia y pérdida de equilibrio en todas las áreas de la vida (personal, familiar, trabajo, social, etc); sin embargo, esa misma enfermedad puede llevar a cambios de hábitos en las personas, puede traer unión familiar, puede llevar a descubrir la solidaridad en los amigos, a sacar recursos internos que las personas involucradas no sabían que tenían, entre otros… Como dicen por allí «detrás de todo mal, siempre hay un bien escondido».
Ahora bien, la aceptación no viene sola, está muy ligada al agradecimiento.
El Agradecimiento se refiere a dar las gracias por lo que se Es y se tiene, es valorar cada una de las experiencias que se viven día a día, es reconocer el beneficio que se ha recibido o se recibirá. El agradecer genera una sensación de bienestar que trae incluso beneficios a la salud física, mental, emocional y espiritual del individuo. Se ha demostrado que la gratitud ayuda contra la depresión, el estrés y la ansiedad; además las personas logran sentirse satisfechas y felices al ser agradecidas. La gratitud también ayuda a desarrollar la aceptación y a poder manejar las dificultades que se presentan en el día a día, puesto que mantiene a la persona en una actitud de afrontamiento positivo ante las circunstancias, facilitando la reinterpretación de lo que sucede y el aprendizaje de la experiencia (propia o ajena).
El agradecimiento no se refiere solo a dar las gracias por lo material que se tiene, por la familia, amigos o el empleo, agradecer los pequeños detalles de la vida, del día día, también es importante. Agradece por el nuevo día, por el cantar de los pájaros, por la brisa que toca tu rostro, por tus alimentos, por el poder leer un libro o ver la película que querías, el café que te tomaste, el llegar a tu casa en la noche, el poder dormir en tu cama, etc. Cada cosa que sucede a tu alrededor es una oportunidad para practicar el agradecimiento.La invitación, al final de este post, es a practicar el agradecimiento y la aceptación, dos actitudes que pueden generar grandes cambios en tu vida y hacerte vivir en tranquilidad y felicidad.
Como seres humanos siempre estamos en la búsqueda de «algo más»: queremos tener más de lo que ya tenemos, hacer más cosas de las que ya hemos hecho, ser más de lo que somos actualmente y así sucesivamente. Muchas veces las personas pasan la vida sintiendo que algo les falta y en cuanto a la idea de superación y evolución, eso está bien, es psicológicamente sano (siempre y cuando no se lleve al extremo); sin embargo, por estar inmersos en esa «búsqueda», muchas veces se deja de disfrutar y apreciar lo que se tiene, hasta el momento en que ya no está o ya no hay tiempo para hacerlo.
Desde pequeños nos hablan de la felicidad, nos invitan a buscarla y muchas veces la relacionan con lo material, o tener una profesión, una familia, una posición social, etc; pero cuando estás frente a las personas que aparentemente tienen todo eso y les preguntas si son felices, no siempre la respuesta es afirmativa. Por otro lado, puedes conseguir a otras personas que impresionan con «no tener mucho» y destellan felicidad en su día a día.
¿Por qué ocurre esto?, ¿Cómo es que el que «lo tiene todo» no es feliz y el que «tiene poco» o «nada» es feliz?, ¿Cómo es posible que alguien ante un ambiente aparentemente «insoportable», «decadente», «frustrante», «difícil», «con pocos recursos» pueda sentir felicidad, seguridad, tranquilidad y motivación, entre otras emociones positivas?
Pues la respuesta a estas preguntas depende de varios factores. Este post se dedica a dos de ellos: la ACEPTACIÓN y el AGRADECIMIENTO…
Aceptación y Gratitud
La Aceptación se relaciona con el valorarse a si mismo, a quienes te rodean y lo que tienes a tu disposición en tu entorno, para a partir de ello intentar ser cada día mejor persona y aprovechar mejor los recursos que tienes a tu disposición. Aceptar no significa conformarse, adaptarse o auto engañarse. La aceptación es comprender, asimilar e internalizar que todo pasa por una razón, que siempre estás en el momento y lugar adecuado, con las personas adecuadas y en la situación adecuada que en un corto, mediano o largo plazo te permitirá crecer y evolucionar. Desarrollar la aceptación requiere al inicio de un esfuerzo consciente, de preguntarse «¿qué estoy aprendiendo de esto?», de darle la vuelta a la percepción que se tiene de lo que se está viviendo, tratando de ver lo «bueno» dentro de lo «malo». Te aseguro que siempre habrá algo positivo!
Por ejemplo, una enfermedad (como el cáncer) siempre trae caos, molestia, dolor, angustia y pérdida de equilibrio en todas las áreas de la vida (personal, familiar, trabajo, social, etc); sin embargo, esa misma enfermedad puede llevar a cambios de hábitos en las personas, puede traer unión familiar, puede llevar a descubrir la solidaridad en los amigos, a sacar recursos internos que las personas involucradas no sabían que tenían, entre otros… Como dicen por allí «detrás de todo mal, siempre hay un bien escondido».
Ahora bien, la aceptación no viene sola, está muy ligada al agradecimiento.
El Agradecimiento se refiere a dar las gracias por lo que se Es y se tiene, es valorar cada una de las experiencias que se viven día a día, es reconocer el beneficio que se ha recibido o se recibirá. El agradecer genera una sensación de bienestar que trae incluso beneficios a la salud física, mental, emocional y espiritual del individuo. Se ha demostrado que la gratitud ayuda contra la depresión, el estrés y la ansiedad; además las personas logran sentirse satisfechas y felices al ser agradecidas. La gratitud también ayuda a desarrollar la aceptación y a poder manejar las dificultades que se presentan en el día a día, puesto que mantiene a la persona en una actitud de afrontamiento positivo ante las circunstancias, facilitando la reinterpretación de lo que sucede y el aprendizaje de la experiencia (propia o ajena).
El agradecimiento no se refiere solo a dar las gracias por lo material que se tiene, por la familia, amigos o el empleo, agradecer los pequeños detalles de la vida, del día día, también es importante. Agradece por el nuevo día, por el cantar de los pájaros, por la brisa que toca tu rostro, por tus alimentos, por el poder leer un libro o ver la película que querías, el café que te tomaste, el llegar a tu casa en la noche, el poder dormir en tu cama, etc. Cada cosa que sucede a tu alrededor es una oportunidad para practicar el agradecimiento.La invitación, al final de este post, es a practicar el agradecimiento y la aceptación, dos actitudes que pueden generar grandes cambios en tu vida y hacerte vivir en tranquilidad y felicidad.
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